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Vino, quesos, rocas y el pueblo de Nostradamus – Más bajadas que subidas en la Provenza.

En el puerto de Cassis
En la cumbre cerca de Le Beaux
Saldida del Hotel en Maussanne
Reparación de una llanta en Aviñon

Reportaje sobre un recorrido de Avignón sobre Aix-en-Provence a Cassis y Marseille.

Plantación de aceitunas
Aviñón desde la isla Barthelasse
Salon: Aquí rezó tambien Nostradamus
La costa Azul desde las montañas
La subida hacia Les Beaux ...
... y otra
Una vista hermosa sobre La Ciotat

En el sexto día el pintoresco pueblo Cassis nos invitó a quedarnos un rato más. Merecemos ese descanso después de un tour bastante deportivo a lo largo de las alturas de la cordillera, al lado de la incomparable Costa Azul. En el curso de la mañana superamos un total de 600 metros de altura con varias subidas y bajadas, siempre con una vista impresionante sobre el mar. Después bajamos a este pueblo costero.  Allí hay siempre cientos de barcos, yates y veleros enfrente de la impresionante fachada de la cordillera de piedra caliza que se eleva de manera empinada aquí. Los restaurantes te miman con mariscos, una invitación que no puedes rechazar.

 

Cassis es casi el punto final de nuestro viaje en bicicleta que empezamos hace una semana en Aviñón, el corazón de la Provenza. Hoy por la tarde tomaremos un tren que nos llevará en sólo una media hora a Marsella. Tenemos entonces bastante tiempo para sentarnos en uno de los restaurantes para comer y tomar vino. Lamentablemente no nos dimos cuenta, que después tuvimos que subir a la estación del tren que se encuentra 150 metros sobre el nivel del mar. Después de una botella de vino eso puede ser un esfuerzo grande, sobre todo cuando uno pensaba que el tour en bici se había terminado en Cassis.

 

Pero el trabajo con la bicicleta se acaba cuando estás en el tren hacia Marsella.

 

El tour de alrededor de 260 kilómetros sí es un verdadero reto físico. Empieza en el corazón de la Provenza, Aviñón, la ciudad de los papas en el medievo. Desde nuestro hotel sobre la isla Barthelasse en el río Rodano visitamos por primera vez el centro histórico de esa antigua ciudad. A partir de ese momento empiezas a crecer y a cobrar cada día más fuerzas para vencer en los próximos días casi 2000 metros de altura.

 

A lo mejor cada uno mismo descubre cómo salir adelante y también la manera de disfrutar de todo esto. Después de dos días empiezas a sentir que tu bicicleta es parte de ti. Es tu medio de movimiento. No hay otro. No lo necesitas, y no lo quieres. Sobre todo en largas subidas llegarás en un movimiento rítmico respirando y pedaleando. Sudando te conviertes en un ser humano feliz, quien va adelante kilómetro a kilómetro. Y no es tan pesado.

 

Con los ojos percibes los paisajes que cambian en todo momento, como a cámara lenta las rocas grises de caliza, las plantaciones de aceitunas, donde florecen miles de amapolas, que pintan de rojo los pastos entre los arbustos, descubres los viñedos y los altiplanos con rebaños de ovejas.

Caminos diseñados por artistas

entre ovejas
senderos para bicicletas

La bicicleta: Eso significa libertad de movimiento. En ningún  lugar, ni en Aviñón ni en Aix-en-Provence, donde nos hospedamos en un antiguo monasterio en el centro histórico, ni tampoco en Cassis o Marsella tienes problemas con el tráfico, con la bici eres un rey del espacio público, o mejor dicho, de la calle. 

Durante el tour pasamos los diferentes paisajes de los Alpilles, subimos en una vez cinco kilómetros para alcanzar la ciudad en las rocas Les Beaux, un buen trabajo para el muslo. Todos los días encontramos alrededor del mediodía un lugar donde hacemos un día de campo, con pan, vino, queso y rebanadas de embutidos, especialidades de la región. 

Los caminos y calles son buenos, algunos son conexiones entre pequeños pueblos, hay poco tráfico, otros, la mayoría, son senderos con asfalto o terracería. A veces tienes la impresión de que estos caminos no fueron construidos por ingenieros, sino por artistas, por la forma en que se asimilan al paisaje, sin dañarlo.

Por ejemplo, cerca de Aix-en-Provence pedaleamos sobre el camino de Cézanne. El famoso pintor Paul Cézanne, hijo de la región. Con mucha probabilidad estos caminos se desarollaron en el curso de muchos siglos. También hay cosas milagrosas: Al final algunos asistentes del bicitour tuvieron la impresión, de que en el curso del viaje bajamos más que subimos. 

Pero esas son experiencias muy individuales.

 

Franz Smets, Ciudad de México 

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